Son las nueve de la mañana de un agosto que apenas se asoma perezoso por entre los cielos caleños, mientras riego las plantas del patio observo la ramita seca de un lirio, sí, un lirio amarillo refulgente que hasta hace poco decoraba la entrada a la casa y que hoy solo es una ramita seca; la belleza perdida de esta flor me envuelve en un leve pensamiento nostálgico y llega a mi mente el tema de nuestro primer encuentro POESÍA DE LA NADA y nuestro recital en el marco de este encuentro: POESIA AL NATURAL.
Elegí este tema por todo lo que significa para mí en lo personal, por el lugar donde se realizará, que es rodeado de naturaleza y por los asistentes que tendremos. Y hablo de nostalgia y no es en sí por el lirio, que ya por muchos días nos llenó los ojos de magia; y no es porque en medio de la exuberancia de mi amado jardín pienso en ella, en natura y en su gran poder sobre el humano; la mayoría sabemos que ella nos permea, nos acaricia y exacerba nuestros más nobles sentidos; la nostalgia es porque estoy consciente de la triste realidad de tantos humanos, que por tan diferentes razones no tienen la oportunidad de acercarse siquiera a esta orilla natural, esta orilla de origen, desde donde se observa mejor la vida.
Recuerdo entonces a Henry David Thoreau, ese legendario hombre americano que abrazó el bosque y nos invitó con sus letras y ejemplo de vida a cultivar una sentida reverencia por la naturaleza.
Siglo y medio más tarde, Thoreau y otros como él nos interpelan con renovada urgencia para actuar y crear desde el arte conciencia sobre nuestra relación con natura. En la poesía tenemos muchos ejemplos de amor en abundancia por el entorno natural.
Está José Watanabe, el poeta peruano y su famosa
Mantis religiosa:
Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm de mis ojos.
Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del Chanchamayo y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas, confiando excesivamente en su imitación de ramita o palo seco.
También Horacio Benavidez el poeta colombiano nos pone frente a natura: en el ave, en el rio, en la piedra del camino…
Qué esfuerzos haces
por no despertarnos
por ser un simple pájaro
que picotea maíz
Pero el niño que te descubre
cautivo es
para siempre
de tu esplendor…
Y pienso en la tarea de quienes trabajamos con talleres de poesía para jóvenes y cómo entre sus dedos podemos ayudar a que se deslicen suavemente las semillas de un fruto sobre la tierra húmeda, que de seguro será el abono para los próximos poemas, quizás serán futuros cuidadores de la vida y escribirán sobre ella.
En eso reflexiono mientras pienso en nuestro próximo encuentro con los amigos del corregimiento la Buitrera y los jóvenes del colegio que acogerán a nuestra amiga la poeta cubana Yankilé Hidalgo; para ella de seguro no es ajeno nuestro paisaje y seguramente juntos podremos ahondar en el significado de “lo natural” que va mucho más allá de la flor que recogen los enamorados, o el esfuerzo de los que llegan cargados de rosas y jazmines en las fechas especiales.
Jenny Cabrera-Poeta
Casa de Poesía Cali
Directora
Que maravilloso es volverte a leer amada madre…con tus letras ya eres inmortal