Yankilé Hidalgo (La Habana, Cuba 1973)

Vive hace más de 28 años en Quito, Ecuador. Es profesora de Lengua y Literatura. Autora de la letra de dos canciones seleccionadas para participar en Lo Zecchino D´Oro, Bologna, Italia “Canzone indigena” (2002), “Verso l´aurora” (2012). Autora de la novela juvenil “Nostalgias de un rey sin corona”, (Santillana, 2009), (Prolipa 2019), de los poemarios “Para nada inocente”( El ángel editor, Ecuador, 2017), La ira de Circe (Ilíada Ediciones, Alemania, 2021), Música para desmemoriados/ Scacco Matto (De la Cuesta Ediciones, 2022 e Iliada Ediciones 2023) y “Misivas para las hijas del viento” en Arité, Editorial, Miami, Florida, 2024. Ha asistido a festivales Internacionales de poesía en Ecuador y Colombia. 

Poemas

  1. Vine ya preñada al mundo

Desde otra galaxia

Encubierta para que nadie reconozca mis hechizos

 ni temieran mi vestimenta estrafalaria.

Que nadie vea en mi pupila 

las escenas de hombres enfermos de poder 

y ruines batallas que siglos después en tu nombre, hijo,

 se cantarían.

Esparcí el polen que de mis dedos salió

y di de amamantar a los gigantes que iban naciendo de mi vientre eternizado.

Nadie fue a socorrerme cuando aquella noche paría al primero de mis miles y  millones de hijos.

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Fui primeriza y nació varón como vaticinaban los oráculos.

Vino sentado y dolió verlo crecer

tuve que amamantarlo con los pechos adoloridos.

Luego vinieron las hijas

trajeron el vientre limpio

para también procrear porque yo sola ya no daba a vasto.

Ya no supe cómo parar.

El mundo había devorado a los neonatos,

La madre aún llora.

  1. Ulises, apréndete el rezo.

La patria

ya no es tu casa.

Ítaca se ha reorganizado en tu ausencia,

han sido miles los ahogados.

Desde el último aguacero de mayo,

Ítaca aprendió a florecer

sin ti.

La llovizna con su chin chin bochornoso

susurró a mi oído 

que allí sobrábamos

los descabellados.

365 veces hicimos el amor

como si fuesen místicos mis besos

sobre tu espalda.

Me cuentan que allí

lo esotérico se vuelve eterno

y que mis brazos hasta allá

no te alcanzan.

No te sostendrán mis labios 

cuando caigas.

No te sorprendas si un día

sea distintivo este amor 

para amantes venideros.