Mónica Carabalí Riascos

Nació en Cali. Egresada del programa de Literatura Y Lengua Castellana de la Universidad de San Buenaventura, Cali. Perteneciente al Semillero de Investigación: Lenguaje, Narrativas y Literatura de dicha Universidad. Amante de sus raíces y orgullosa del color negro plasmado en su piel. Asiste al taller de apreciación y creación poética “Alfabeto del mundo” liderado por el poeta Jhon Raigoza. Un lapicero y una hoja en blanco, es suficiente para dar libertad a la inspiración.

Poema

Se cambian besos por versos

Marchita está la tarde
deambulan labios ensangrentados.
Despedazándose entre duelo y miseria
sintiendo el sonido de la sangre.
 
Gota a gota
inundando sentidos
oxidando palabras.
 
Escribir prefiero.
Deseo caricias que se plasmen con tinta,
empaparme de letras frescas.
 
Al fin y al cabo, cambiar besos por versos,
es regar savia entre estrofas
y detener la sangre descompuesta
en cada latido de tus labios.


Ginna Marcela M Gallego

Nacidx en Buenaventura y radicadx en Cali. Artistx y educadorx que investiga las memorias, los cuerpos y las espiritualidades afrodescendientes a través de la pintura, el videoarte, la performance y la escritura. Escribo desde el derecho a habitar la memoria de forma insurgente. Cada poema nace de un acto ritual: medito, invoco, rezo. Me comunico con mi abuelo, un curandero que partió en 2010, pero sigue presente en mis sueños y rezos. De ese diálogo emergen imágenes y energías que me guían. Mi poesía está tejida a mi territorio materno: el río Yurumaguí, las veredas que construyó mi familia, las memorias del despojo y la resistencia. Escribo para honrar mi linaje, para dar voz al cuerpo negro espiritual y diverso, para mantener vivo un legado que me habita. Vengo del río, del saber, del rezo. Y desde ahí, hago poesía.

Poema

OJALÁ

Ojalá a mis tíos no les hubiera tocado la guerra,ojalá a mi familia no le hubiera tocado desplazarse,Ojalá a mi abuela no le tocara cantar porque ya noaguanta más el dolor.

Ojalá mi familia pudiera seguir los rastros yencontrar sus cuerpos.Solo pudimos enterrar a uno,uno que quedó en el agua,que quedó en el río que lo vio crecer.Ahí, en Yurumanguí, quedó el cuerpo de mi tío.Ahí, en Buenaventura, quedó el cuerpo de mi otro tío.

Este segundo cuerpo no nos lo entregaron,nos mandaron a decir que lo habían matado,que ya no lo buscáramos.¿Cómo no voy a querer buscar el cuerpo de quien amo?

De mi tercer tío no sabemos nada,no nos llegó ni un recado, tampoco el río lo trajo.

Mis tíos viven en mí y habitan mi palpitar,mis tíos palpitan en mí, los veo cuando veo el mar.Han sido años de caminar,de llorar, de buscar.

Quiero que estén aquí y reunirnos a merendar, merendar piangua con banano verde,tal vez un tapao’ de pescado,que abracen a sus hermanas,que les digan a sus sobrinas que las aman.A veces pienso en mis tíos,en los tíos que me faltan,que le hacen falta a la canoa,que le hacen falta al alba.

Oi, oi, oi.

Lléname el cuenco de este corazón que está anclado eternamente a estas tres almas y su andar.


Yesica Milena Rodríguez Caicedo

Psicóloga egresada de la Universidad Javeriana de Cali, poetisa, narradora Oral del Pacifico colombiano y actualmente estudia una maestría en Gestión Cultural y producción Audiovisual en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Es creadora del proyecto social y comunitario Poesía al viento, cofundadora del colectivo Mujeres Negras Escritoras, del laboratorio Crisálida, miembro de la red de talentos de la Universidad Javeriana Cali.  

Ganadora de diversos estímulos impulsados por el Ministerio de las culturas, las artes y los sabes y la secretaria de Cultura de Cali, de la misma manera, ha ganado diversos concursos como él (Encuentro de oralidad del Pacifico Sur realizado por la alcaldía de El charco-Nariño, con el alma Prieta desde la Asociación de Mujeres Afrocolombianas, concurso de carta, cuento y poesía, en la versión del 2017 y 2019 realizado por la Universidad Javeriana Cali, entre otros).

Participo en la antología URDIMBRES: Mujeres del Pacifico Narran su Territorio, impulsado por el Ministerio de Cultura. Ha sido participe de diferentes conversatorios en espacios académicos, también, ha realizado presentaciones artísticas en diferentes escenarios a nivel nacional. Finalmente, cuenta con gran experiencia en línea formativa dictando talleres enfocado a diversos temas ligados a la identidad, el territorio, la salud mental, el género, el conflicto y la paz.

Poema

Poesía #1

Escucho repicar tambores,
Produciendo eco desde la lejanía africana,
Que se entremezcla en el sudor de mi piel
Coexistiendo en el compás de la danza.
 
Bailo creando mi propio ritmo
Y construyo una nueva leyenda
Fantaseo con los mitos de los pueblos
Reinvento versos con los cantos de mi abuela.
 
Canto recordando a mis antepasados
Y toco el instrumento con rebeldía
Anclo mis manos en la tierra seca
Y edifico la historia de una nueva poesía.
 
Extraigo sonidos de la selva espesa
Donde sale a relucir mi carácter primitivo
Y entre rituales de cánticos y fonemas
Construyo con mi lenguaje un sentido colectivo.
 
Soy tribu, soy raza, soy entina,
Y también un pueblo narrativo
Soy un universo de colores
Y el ímpetu en el olvido.
 
Soy la danza que permea,
Desde la profundidad de la tierra
Con acompasados movimientos,
Expreso el tambaleo de mis caderas
 
Entonando ruidos con mis manos
Alterando el bullicio de la sociedad
Y entre fuertes impulsos
Alzo la voz, en un grito de libertad
 
 
Libertad para los pueblos,
Entre cantos y movimientos
En la esperanza, en la fe perdida
Y en la paz que se contemplada en el silencio


María Eugenia Marínez Garcés

Nació en Tumaco, Nariño. Es Magíster en Filosofía y Especialista en Desarrollo Comunitario.  Ensayista, poeta y promotora de lectura.   Es autora del poemario: La oscura cicatriz de algún silencio y ha participado en diversas antologías poéticas.  Sus poemas están publicados en revistas nacionales e internacionales. Es miembro de la Fundación de Escritores del Pacífico Colombiano – Fuespacol.

Poema

El país que llevo

Llevo un país pequeño a las espaldas,
no tiene geografía, es de tiempo,
persiste como huella en la mirada.
 
Soy de esa tierra océano y continente,
mi cuerpo sus fronteras,
mi alma un símbolo.
 
Soy arena del Pacífico lejano,
mar que es mi sangre,
mi memoria vaivén de su marea.
 
Cuando sus olas regresan
traen consigo los olores de un estero,
las especias aferradas a mi lengua,
una casa que me brota bien adentro,
una tarde que revive a mis ancestros,
y en el alto horizonte que me espera,
soy ese mar,
un mar que es tiempo.


Mónica Carabalí Riascos

Nació en Cali. Egresada del programa de Literatura Y Lengua Castellana de la Universidad de San Buenaventura, Cali. Perteneciente al Semillero de Investigación: Lenguaje, Narrativas y Literatura de dicha Universidad. Amante de sus raíces y orgullosa del color negro plasmado en su piel. Asiste al taller de apreciación y creación poética “Alfabeto del mundo” liderado por el poeta Jhon Raigoza. Un lapicero y una hoja en blanco, es suficiente para dar libertad a la inspiración.

 Poema

Se cambian besos por versos
Marchita está la tarde
deambulan labios ensangrentados.
Despedazándose entre duelo y miseria
sintiendo el sonido de la sangre.
 
Gota a gota
inundando sentidos
oxidando palabras.
 
Escribir prefiero.
Deseo caricias que se plasmen con tinta,
empaparme de letras frescas.
 
Al fin y al cabo, cambiar besos por versos,
es regar savia entre estrofas
y detener la sangre descompuesta
en cada latido de tus labios.


Martha Cecilia Ortiz Quijano
(Tumaco, Colombia)

Poeta, antologista, gestora cultural y politóloga, nacida en Tumaco, desde muy temprana edad reside en Cali. Ha sido invitada a diferentes festivales en Colombia y el exterior. Sus poemas han sido publicados en antologías y revistas de Colombia e Hispanoamérica. Entre sus publicaciones destacan: el libro en edición cartonera De Eros a Tánatos (2003), Trébol de cuatro hojas (coautora, 2014) y la antología Desde la otra orilla (Editorial Seshat, 2020).

En 2020 fue una de las ganadoras de “Poética del aislamiento” (Gobernación del Quindío, El Espectador y Cuadernos Negros Editorial). Sus poemas aparecen en las siguientes muestras: Poesía colombiana del siglo XX escrita por mujeres (Apidama Editores, 2014), Cuerpos habitados. Antología de poesía erótica (Ediciones Exilio, 2021), Desde la luz preguntan por nosotros (Fundación Pablo Neruda, Chile, 2021) y en el libro Cali: Territorio literario (Sial Pigmalión, Univalle Editorial, 2021).

Ha sido curadora de algunas revistas culturales de Colombia y Latinoamérica: en la revista Luna Nueva, con el dossier “Arte en la Calle” (2021), y en la revista feminista EnreDHadas, para el especial de poesía de la resistencia (2022). Antología – Cartografía poética de mujeres colombianas: Luz al Vórtice de las Palabras. Compiladora, Editorial Escarabajo (2022). Segunda edición del libro “Desde la otra orilla” (2022). Editorial el taller blanco.

Desde el 2015 ha sido tallerista de creación poética para el Festival de Poesía de Cali a través de la red de bibliotecas públicas de Cali y hace parte activa del comité del Festival de Poesía de Cali. En el 2024 la editorial de España Sial Pigmalión le publica su poemario “La brevedad de los días”.

Poemas

Sentencia de muerte

A Jorge A. Ortiz
Yo perdí un hermano y no fue en la guerra
un bicho se le metió en el cuerpo un día,
consumió su carne y debilitó sus huesos.
Su ángel de la guarda lo abandonó desde la cuna
su compañera de juegos siempre fue la muerte,
la sentencia a ser niño, su única certeza.
nunca el amor tocaría su puerta,
nunca otro niño le diría; papá.

Yo perdí un hermano y no fue en la guerra,
mi padre le heredó su nombre, su pena,
el país que nos vio nacer, se venía abajo
y los muertos se contaban de a mil,
no fue una bala que traspasó su pecho,
ni una mina alcanzó sus pasos.

De la boca de mi hermano, se escapó un pájaro
se fue volando por la ventana en una noche de mayo,
un árbol cuida su sueño, mi hermano duerme bajo tierra.

Madre Yemayá

En la noche de los relámpagos
he sentido que regreso al mar.
Yemayá abre sus entrañas para mí
no para parirme,
sino para tragarme en lo profundo de sus aguas,
acunarme de nuevo en su vientre.

Llevo una angustia metida en los bolsillos
desde antes que mis pasos recorrieran el mundo,
desde antes que afilara el lápiz
 y entrelazara palabras.

He vuelto a soñar que regreso al mar,
mi cuerpo esta vez
convertido en cenizas.

Vida

¡Estoy pariéndome!
Encontrando en mí,
a todas las mujeres que alguna vez,
habitaron este cuerpo, ahora, tan imperfecto.

Nueve lunas en gravidez,
se comprimen, se expanden.
Semilla engendrada
fermentada en vino agrio.

Mi vientre hinchado
carga un alma antigua,
su luz contra mi espejo estalla.

Estoy pariendo
y no es un hijo el que me desgarra por dentro,
no es un niño anidado en mi útero, 
no es a quien meceré para calmar mi llanto.

No, no será un hijo
quien saldrá de este cuerpo contraído.

Seré yo: ¡Renacida!


Dayana Zapata Flórez

Poemas

Uno es su tierra.

Yo soy Miguel A. Caicedo con su Bogotana.
Yo soy la batea con que mi madre trabaja,
las Estrellas Negras de Arnoldo Palacios.
Yo soy una negra con los pies descalzos.

Uno es su tierra.
Yo soy el tambor que retumba en el bunde,
yo soy esos cuentos que hablan del endunde.
Soy las bellas aguas del rio San Juan,
yo soy las historias que hablan del Mohán.

Uno es su tierra.
Yo soy el madroño, el caimito y la guama
y también la sangre de todas mis hermanas.
Soy trozo de pan con aguapanela
y tengo los resabios de mis dos abuelas.

Uno es su tierra.
Yo soy los juegos lindos que tuve en la infancia:
yeimi, arrancayuca ¿jugarán en Francia?
Soy la voz de selva de Zully Murillo,
la sonrisa de mi padre, su encanto, su brillo.

Uno es su tierra.
Yo soy clarinete y platillos que animan la danza;
soy el boga que de remar nunca se cansa.
La albahaca, el cilantro, el poleo y la yerbabuena.
Yo soy la chirimía que en mi alma suena.

Uno es su tierra.
Yo soy lágrimas de niños a orillas del río,
¡y quiero hacer todos sus dolores míos!
Yo soy la esperanza que les da sonrisas
y que luego huye, bien llena de prisa.

Uno es su tierra.
Yo soy las poncheras de bocachico al borde del Atrato,
cañas dulces que en canoa trae el tío Renato.
Soy la siempre viva, la santamaría y el llantén,
el rico arroz con queso que huele en la sartén.

Uno es su tierra…
Y yo, yo soy Raspadura, Quibdó, Chocó, Colombia.

Plegaria a mis ancestras africanas

A ustedes, las que fueron antes de mí,
invoco en este momento,
¡vengan a mi encuentro!
recogí agua de la primera lluvia
lista está en las vasijas de barro
perfumé con yerbabuena el aceite
y fresco está el baño de mataratón.
tengo hilos dorados y agujas de guadua
y un peine tallado con orquídeas.
manteca de coco para sus cabellos
y un ungüento de sábila y miel para sus pies.

Pilado está el maíz, listo el guatecoco
y hay ocho pájaros cantando a la sombra,
de estos yarumos.
¡vengan a mi encuentro!
griten sus nombres africanos
el de sus tatarabuelas, abuelas y madres…

Ancestras, vengan a mi encuentro
para sanar nuestro dolor.

en el nombre de todas
y de todas las cosas que fueron antes de mí.

Abuelo

Tiro mi lanza que atraviesa las paredes del tiempo,

y en una nube de siglos
el abuelo del abuelo de mi abuelo.
absorto,
espíritu agazapado en las estrellas
todo noche todo luz

somos la espera de mil lunas,
mil sueños
mil aguas del mismo río,
somos la espera de mil esperas

y de todas las palabras escritas antes de estas:

—abuelo del abuelo de mi abuelo,
he venido a decirte que soy una poeta

y nos quedamos absortos,
recostados a la esquina de dos palabras:
soy poeta.